La pintura de Juan Galán ha adquirido a lo largo de su carrera una luz tan característica que se ha asentado en la particularidad de su estilo y se ve en sus obras de arte. Cuando pienso en describir su pintura de una forma breve y concisa imagino las palabras luminosidad y frescura, sus obras son como una bocanada de aire para la mirada que anhela el descanso y lo sublime.
En su paleta de color predominan el blanco y el verde, y con ella el artista demuestra un manejo rápido de la pincelada rescatando los fondos del lienzo para añadir luminosidad a la obra. Además, Galán experimenta con las formas y sensaciones del trazo y el color jugando con los límites del dibujo, donde la línea va perdiéndose cada vez más bajo el desarrollo de la mancha.
Por otro lado, observo con detenimiento en sus motivos de representación una propia iconografía que ha asumido con personalidad donde adquieren protagonismo flores en jarrones, mesas con elegantes bodegones y manteles, y todo un conjunto de plantas y macetas en torno a patios con encanto. Estos iconos tienen en común lo íntimo, aquello que queda dentro del hogar. Es por eso que la reproducción del patio y sus luces llegan a desarrollarse en su discurso con profundidad, entendiéndose como un oasis de puertas hacia dentro al que el artista nos invita, como si de su casa se tratara, a disfrutar de esa intimidad que se puede encontrar en el cobijo de su pintura y sus obras de arte.
Manuela Rodríguez. Historiadora del arte y artista plástica